Destinos - Peregrinaciones

Roma

EL QUE VIAJA SIEMPRE LLEGA A SU FIN, EL QUE PEREGRINA VUELVE A COMENZAR

Conoce un poco más sobre este destino

Visitar Roma en sentido de peregrinación es ir al corazón de la Iglesia, rezar ante la tumba de San Pedro en quien Cristo edificó la Iglesia. Conocer el  lugar de su martirio y sepultura nos permite además de reparar en la sucesión continua de 273 papas, desde San Pedro a Francisco, repasar la historia de nuestro mundo en los últimos dos mil años. Una historia en la que la presencia del Espíritu Santo ha jugado un papel protagónico en la elección de todos los papas, unos a todas luces santos, pero también de otros que, a nuestros humanos ojos, distando mucho de serlo,   no por ello contribuyeron menos a sostener a la Iglesia a través de los siglos. Unos, afrontando decenas de movimientos heréticos que amenazaban por corromperla, otros superando numerosos cismas que la fraccionaron durante años y otros cuantos sobreviviendo a su larga supeditación al poder de los imperios. Hombres en definitiva que o bien acertaron en elevarse hasta las cumbres de la santidad o bien descendieron hasta la vanidad de los cesarismos. Rotundamente humanos, servidores de Dios o de sí mismos, llenos de orgullo o dechados de humildad, sabios o ignorantes, héroes o cobardes, caritativos o egocéntricos, dignos o indignos, pero siempre eslabones de una cadena que sólo acabará con el final de los tiempos.

 Ante esta realidad, la atención de muchos, y muy especialmente de los menos fieles a la Iglesia, se detienen a considerar la realidad de aquellos papas que antepusieron, o parecieron hacerlo, la lucha por el poder temporal a la mejoría espiritual de los fieles de los que habían sido nombrados pastores. Pero la realidad es que sólo a Dios le toca juzgar, porque sólo Él conoce la verdad que se encierra en cada conciencia individual. Algunos creemos sin embargo, amando como madre a nuestra Iglesia y desde nuestra limitadísima capacidad de juicio, que para la extensión y perdurabilidad de la Iglesia, no han sido menos necesarios los papas que han defendido con tesón el poder temporal (los césares), que los muchos que han defendido la fidelidad a la palabra de Cristo con el ejemplo de su santidad, la solidez de su fe y el rigor de su formación teológica (los santos, que son muchos). Dios efectivamente, quiere la colaboración de los hombres, de todos los hombres, en el milagro de la redención, y a unos pocos de esos hombres, con sus virtudes y defectos, le ha encomendado la misión de apacentar su rebaño: los sucesores de Pedro, los papas.  Hoy estamos aquí para aplaudir, para acompañar, para rezar junto al Vicario de Cristo, hombre como nosotros, débil como nosotros, pero con una grandísima misión, como también nosotros, cada uno de nosotros la tiene.

 

EL ESTADO VATICANO

 

Breve Historia

El territorio en el banco derecho del Río Tíber, entre el Monte Mario y el Monte Gianicolo (Janiculum), era conocido en la antigüedad como el Ager Vaticanus. El origen del nombre Vaticano no está claro pero algunos dicen que viene de un antiguo pueblo Etrusco llamado Vaticum. Esta zona no era parte de la antigua Roma ni estaba dentro de las murallas de la ciudad construidas por el Emperador Aureliano. Partes del Vaticano eran tierras pantanosas e inhóspitas.

 

Cuando el Apóstol Pedro llegó a Roma, el Ager Vaticanus había sido incluido por el emperador Augusto en la reorganización de la ciudad. En el año 37 el emperador Caius Calígula edificó un circo y le puso en medio un obelisco traído desde Heliópolis, antigua ciudad al norteste del Cairo.

 

Martirio de San Pedro

El emperador Nerón tenía fascinación con el circo en cuyos espectáculos se martirizaron muchos cristianos. Aquí murió crucificado San Pedro Apóstol que como se consideraba indigno de morir en la forma de su Señor lo crucificaron con la cabeza hacia abajo. El lugar exacto de su crucifixión fue guardado por la tradición y muy cerca de este lugar los cristianos enterraron secretamente. 

 

Hoy las investigaciones arqueológicas de la necrópolis Vaticana identifican perfectamente el lugar de la tumba de San Pedro, directamente bajo el altar mayor. Un edículo de 160 d.C.  En el cual puede leerse en griego "Pedro está aquí" fue venerado allí desde el siglo II.

 

Las palabras de Jesús se cumplen textualmente: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mt. 16,18)

 

Fueron muchos los cristianos que antes y después acompañaron a Pedro en su martirio. La persecución de los cristianos llegó a ser implacable,  con los emperadores Decio (249), Valeriano (257-258) y Diocleciano (303-311), hasta finalizar con el edicto de Milán de Constantino (313).


Estado Vaticano

 

En 1869 se celebró el Concilio Vaticano I en el que se decretó el dogma de la infalibilidad del Papa. Al año siguiente las tropas italianas invadieron a Roma dando fin al dominio político de los Papas tras la unificación de Italia. Los territorios que gobierna el Papa con poder temporal se redujeron al Vaticano, la nación más pequeña del mundo.

 

La Ley de Garantías del Estado Italiano, del 13 de mayo de 1871, declara explícitamente que todas las residencias del Papa en tierra italiana gozan de inmunidad y deben ser extraterritoriales.  El Vaticano es un estado completamente independiente, y según la ley internacional, no es parte del territorio italiano. El Papa goza de total libertad para ejercer su misión como la cabeza visible de la Iglesia.

 

En 1929 se celebra el Pacto de Letrán confirmando la independencia de los estados pontificios.


Residencia de los Papas

Los Papas habitaron por largo tiempo junto a la basílica de Letrán, en el Palacio de Letrán, que anteriormente era la residencia de la emperatriz Fausta, 2da. mujer de Constantino. Cuando en el año 847 los sarracenos saquearon la Basílica, León IV amuralló el Vaticano (obra del 848-852) añadiéndole también torres de defensa. Dos de las cuales están aún en pie. El Vaticano adquirió el nombre de Civitas Leonina.

 

Nicolás III (1277-1280) mudó la residencia papal al Vaticano. Cuando los Sumos Pontífices volvieron del destierro de Avignon, la residencia Papal se trasladó definitivamente en 1377, junto a la Basílica de San Pedro.

 

Los límites geográficos del Estado Vaticano son: La Via Porta Angélica, la Piazza del Rissorgimiento y las columnatas de Bernini. La administración del Vaticano está a cargo de la Prefettura dei Sacri Palazzi Apostolici, frente a la cual está como prefecto el secretario de estado.

 

Las Capillas del Vaticano

 

La Capilla Sixtina

El Vaticano tiene muchas capillas. La más grande y famosa es La Capilla Sixtina. En ella se celebran las ceremonias y defunciones papales. En ella también se celebran las elecciones papales. Se construyó entre 1473 y 1481. El arquitecto fue Giovanni de' Dolci, comisionado por Sixtus IV (de aquí el nombre de la capilla). Sus dimensiones son 133 pies de largo y 46 de ancho.  

 

Son famosos los exquisitos frescos que decoran todas las paredes de esta capilla . En ella maestros de Florencia y la Umbría pintaron entre 1481 y 1483:  en la izquierda está la vida de Moisés y a la derecha escenas de la vida de Jesucristo.  Aquí trabajaron Perugino, Pinturicchio, Botticelli, Pier di Cosimo, Rosselli, Signorelli, della Gatta, Ghirlandajo, Salviati, Fiammingo, Matteo da Lecce y Diamante. Los frescos del techo y el más famoso fresco, el Juicio Final, son de Michelangelo

 

La Capilla Paolina

Otra importante capilla es la Paolina, que sirve como la parroquia del Vaticano y está próxima a la Capilla Sixtina. Antes del 1550, Michelangelo pintó aquí dos frescos de la Conversión de Pablo y la crucifixión de Pedro. Antes de un cónclave, los cardenales se reúnen en esta capilla para escuchar un sermón recordándoles de sus obligaciones de darle a la Iglesia su más apto hijo para que la dirija y guíe. De aquí pasan a la Capilla Sixtina. 

 

La Capilla Privada del Papa

Esta pequeña capilla está junto a los salones de recepción del Papa.  Aquí los papas comienzan su día con tiempo de oración. El Santísimo está aquí siempre reservado.

 

Los Palacios del Vaticano

Contrario a la creencia popular, el Papa no vive lujosamente. El papa Francisco vive en un edificio junto a los demás cardenales llamado de Santa Marta. Sus apartamentos son una pequeñísima parte del Vaticano. La mayoría de los edificios son agencias y oficinas administrativas. También salones para reuniones y residencia para los miembros de la casa papal (el secretario de estado, asistentes, guardia suiza, etc.).   Hay que tener en cuenta que el Vaticano es la sede de la Iglesia universal.  Para servir al pueblo de Dios, extendido por todo el mundo es necesaria una gran organización movida por el Espíritu Santo y también una planta física.

 

El Salón más conocido es la moderna sala de audiencias de Pablo VI donde se celebran algunos encuentros multitudinarios, congresos, y audiencias generales del Papa.

 

El Museo Vaticano

La Iglesia siempre ha favorecido las artes siendo al mismo tiempo protectora y promotora de ellas.  El museo vaticano posee una vasta colección de obras de arte de diferentes épocas.

 

Entre los numerosos maestros se encuentran: Leonardo da Vinci, Fra Angelico da Fiesole, Guercino, Caravaggio, Crivelli, Garofalo, Bartolomeo Mantegna, Murillo, Francesco Cossa, Perugino, Bonifazio, Domenichino, Titian, Ribera, Pinturicchio, Giulio Romano, Francesco Penni called il Fattore, lo Spagna, Sassoferrato, Niccolò da Foligno, Melozzo da Forli, Valentino Baroccio, Guido Reni, N. Poussin, A. Sacchi, Moretto, Paolo Veronese, Correggio, Crivelli, Titian, Paolo Veronese, Domenichino, Amerighi da Caravaggio y   Pierre Valentin.

 

El museo tiene antiguas esculturas, mosaicos y también arte moderno.  Es considerado con razón entre los museos más importantes del mundo.  Es patrimonio de la humanidad y está abierto al público. 

 

En el Vaticano hay numerosos archivos que documentan en detalle la historia y la obra de la Iglesia. También cuenta con la Biblioteca Vaticana.

 

En el museo Pío Cristiano 

Unos de los muchísimos objetos valiosos: el Fragmento de lápida de Aberkios, hallada en la ciudad de Hierápolis en 1883. Confirma la leyenda del siglo IV sobre el obispo Aberkios que llegó a Roma para exorcizar a Faustina, hija del emperador Marco Aurelio. Aberkios obligó al demonio, después de liberada la joven a acarrear desde Roma a Hierápolis un pesado altar.

 

La Guardia Suiza

El Vaticano tiene un cuerpo de policía y de bomberos.  Los guardias militares se llaman la guardia suiza.  Tienen su propio capellán y la capilla de Santos Martino y Sebastiano, construida por Pius V en 1568. En 1505 Julio II hizo un tratado con dos cantones suizos, Zurich y Lucerne, por el cual estos cantones debían proveer constantemente 250 hombres como guardaespaldas para el Papa. Desde entonces se ha mantenido la costumbre.  Cada candidato para la Guardia Suiza debe ser nativo de suiza y católico. Su pintoresco uniforme fue diseñado por Michelangelo.

 

BASÍLICA DE SAN PEDRO


Poco después del martirio del apóstol -segunda mitad del primer siglo los cristianos de la comunidad romana encabezados por el obispo Anacleto, colocaron una memoria sobre la tumba de Pedro. Un siglo más tarde, otro grupo de la comunidad se encargó de construir un edículo sobre la precedente memoria. Si no hubieran existido estos modestos testimonios, que durante dos siglos y medio indicaron el lugar de la sepultura de Petrus, no habría sido posible para las autoridades de entonces -el emperador y el obispo-encarar la monumental empresa de erigir una gran basílica sobre el sepulcro del príncipe de los apóstoles. 

 

La construcción de la basílica comenzó en el año 324 y, mucho antes de terminarla, el obispo Silvestre -sucesor de Melquíades -la consagró a Petrus el 18 de noviembre de 326. Sólo en 349 se la dio por terminada; un enorme edificio de cinco naves adornado con mosaicos, pinturas y monumentos, precedido por un gran Atrio (el Paradiso) en cuyo centro se encontraba el cantharus; especie de fuente destinada a las abluciones.

 

Pasan más de 1.000 años de la colocación de la primera piedra, cuando un célebre arquitecto pontificio da un grito de alarma al descubrir leves desniveles en el pavimento de la vieja San Pedro. El papa Nicolás V, consciente de la gravedad del caso, en 1452 le sugiere a su arquitecto la reconstrucción de la basílica, pero al poco tiempo y en estrecho lapso, el papa y el arquitecto fallecen. Durante medio siglo ni se habló del asunto; es evidente que   los papas de aquel período quiso asumirse semejante responsabilidad, hasta que Julio II tomó una decisión radical; le encargó al arquitecto Donato Bramante derrumbar la vecchia San Pietro.

 

Destruida la antigua, la construcción de la actual comenzó el 18 de abril de 1506. Durante más de un siglo trabajaron en ella los más grandes artistas, diseñadores, pintores, escultores, mosaiquistas y arquitectos de la Historia del Arte occidental. Y así fue que a 1.300 años de aquel 18 de noviembre de 326, el papa Urbano VIII consagró la nuova San Pietro el 18 de noviembre de 1626.  

 

Entonces alrededor y enfrente de la basílica no había casi nada de lo que vemos hoy pero si se encontraban dos estatuas, de Pedro y Pablo (en los museos vaticanos desde 1847) muy parecidas a las que podemos ver hoy, emplazadas durante los últimos años de la antigua San Pedro; bastante alejado de la fachada y de la rampa, el célebre obelisco del circo de Nerón, donde había sido martirizado san Pedro,  trasladado allí, en 1586 por voluntad de Sixto V;  y, hacia un lado del obelisco, una fuente en la que los peregrinos se refrescaban durante los calientes veranos romanos. Esta fuente fue remplazada por voluntad de Pablo V que se la había encargado a Carlo Maderno, el arquitecto que realizaba entonces el gran pórtico y la monumental fachada.

 

La construcción de la basílica actual duró 170 años y la terminó y consagró el Papa Urbano VIII el 18 de noviembre de 1626, que es también el aniversario de la consagración de la Basílica antigua.  Trabajaron en ella los más famosos artistas como Bramante, Rafael, Miguel Ángel y Bernini. Su hermosura y majestad son impresionantes. Durante su construcción se sucedieron 20 Papas. 

 

Dimensiones

La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su cúpula. Ocupa 15,000 metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le iguale en extensión.

 

El interior

La tumba de San Pedro es el centro de la estructura.

 

De cara a "La Confesión" (como se llama donde está enterrado San Pedro) están, junto a las cuatro bases de la cúpula, colosales estatuas de San Longinus, Santa Helena, Santa Verónica, y San Andrés. Desde la galería sobre la estatua de Santa Helena, se muestran al público varias veces al año las grandes reliquias. La más importante es un gran fragmento de la Verdadera Cruz. Encima de los mencionados santos hay cuatro gigantescos mosaicos de Cavaliere d`Arpino, uno de cada evangelista. Sobre los evangelistas, dando la vuelta por toda la base de la cúpula, está la inscripción latina en letras de 2 metros: "Tu eres Pedro, y sobre esta roca Edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del cielo".

 

En el costado izquierdo de la nave principal tiene tres altares. El altar del medio es el más importante. Debajo de él están las tumbas de dos apóstoles: San Simón y San Judas Tadeo. (También está la tumba del famoso compositor Pierluigi da Palestrina). También aquí se marca el lugar exacto en el circo de Nerón donde se plantó la cruz en la que se crucificó a San Pedro. Esta escena está representada sobre el altar por la obra de Guido Reni

 

Cerca de la entrada a la Basílica, a la izquierda, está el bautisterio.

 

En el costado derecho de la nave principal, cerca de la entrada está la famosa Pieta de Michelangelo (1498). Al lado de la Capilla de San Nicolás están los tesoros de las reliquias de San Pedro. Las siguientes capillas son la de San Sebastián y la del Santísimo Sacramento

 

Próxima al monumento de Gregorio XVI está la Capilla de la Madonna del Soccorro cuya imagen es de la antigua Basílica de San Pedro. Bajo el altar descansa el cuerpo de San Gregorio Nazianzus.

 

Bajo el altar de la Maddonna della Colonna, están los restos de los santos Leo II, Leo III, y Leo IV. Muchos otros Papas están en la basílica, incluyendo Juan XXIII y Pablo VI que están en la cripta.

 

En toda la basílica solo hay una obra en óleo, es un San Pedro hecho por Vareni. Las demás son en mosaico.

 

Fachada 

Se construyó en 1607-1614. Es obra del arquitecto Carlo Maderno (1556-1629).

 

-Sobre ella están las estatuas del Redentor, Juan Bautista, los 12 Apóstoles (Excepto S.Pedro)

-El Balcón central: "Logia de las bendiciones". Desde allí se anuncia la elección de un nuevo Papa y el Sumo Pontífice imparte la bendición "urbi et orbi"

-Debajo del balcón hay un bajorrelieve: "La Entrega de las Llaves" de Boncino (1614)

-El gran arco de la izquierda, Arco de la Campana da acceso al Vaticano y está atendido por los guardias suizos.

 

Cúpula

La cúpula se encuentra justo sobre el altar mayor y la tumba del Apóstol Pedro. Diseñada por Michelángelo y terminada 24 años después de su muerte por Fontana y Della Porta. Mosaicos de Giuseppe Cesari. Circunferencia 92 metros, altura: 136.5 m.

 

La inscripción que se ve como un cinto en la base de la cúpula reza: "Tu eres Pedro, y sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del cielo".   Las letras miden 2 metros de altura

 

Estatua de San Pedro

La estatua de San Pedro, en la parte derecha de la nave central de la Basílica fue probablemente hecha por Arnolfo diCambio con motivo del año santo de 1300 (aunque los guías suelen decir erróneamente que es del siglo IV o V).  Los peregrinos besan sus pies como señal de adhesión y fidelidad al papa.

 

Llama la atención su expresión de autoridad. Con su pie derecho hacia delante da la impresión que se va a levantar súbitamente.

 

BASÍLICA DE SAN PABLO EXTRAMUROS

 

La Basílica de San Pablo Extramuros es, después de San Pedro, la iglesia más grande de Roma. Imponente y monumental, se destaca más aún por el amplio espacio que la separa de los edificios circundantes. Surgió en la primera mitad del siglo IV por voluntad del emperador Constantino, en el lugar que la tradición indica como la tumba del Apóstol Pablo.

 

Aquí cada año se clausura solemnemente -el 25 de enero, día de la conversión de san Pablo- la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

 

Ubicación: en la romana vía Ostiense. Fuera de las murallas de Roma, a 11 kilómetros de San Pedro y cerca de "Las tres fontana", donde San Pablo fue martirizado. 

 

Desde siempre, esta Basílica fue meta incesante de fieles y peregrinos provenientes de todas partes del mundo, para venerar al "Apóstol de los gentiles", que con su palabra y sus escritos contribuyó - en los primeros años de vida de la Iglesia- a la difusión del mensaje cristiano en modo determinante. A fines del primer Año Santo del 1300, fue incluida en el itinerario jubilar para obtener las indulgencias. La Basílica quedó prácticamente intacta en su aspecto extraordinariamente sugestivo de templo patriarcal paleocristiano, hasta inicios del siglo XIX. En 1823 fue destruida casi completamente por un terrible incendio, provocado por el descuido de los vigilantes en la restauración del techo. A León XIII le tocó la ardua tarea de iniciar la reconstrucción de la Basílica. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta inscripción: "A San Pablo, Apóstol y Mártir".  Los trabajos continuaron activamente bajo el pontificado de Pío IX que el 10 de diciembre de 1854 consagró la nueva Basílica. 

 

La entrada a la Basílica de San Pablo se hace hoy como antiguamente, a través de un atrio precedido por un jardín. El atrio con sus 70 metros de lado y sus 150 columnas, es más solemne y amplio. En el jardín, entre flores y palmeras, se destaca la estatua de un San Pablo severo, obra de José Obici. El apóstol tiene en una mano la espada, símbolo de su martirio, y en la otra mano el libro que subraya su actividad de mensajero de la Palabra de Dios, escrita y proclamada. Pablo es el apóstol al que en modo especial se debe la difusión de la fe cristiana en el mundo greco-romano. Sus cartas y el texto bíblico de los "Hechos de los apóstoles" nos dan abundantes noticias sobre su vida, su pensamiento y su actividad. Ninguno de los apóstoles tiene una existencia tan documentada como San Pablo. Pablo nació en Tarso, un pueblo de Cilicia (actual Turquía), aproximadamente en el año 10 de la era cristiana. Al inicio fue un perseguidor convencido y encarnizado de la joven Iglesia. Convertido por Cristo, que se le apareció en el camino de Damasco, se transformó en el mensajero más decidido de la fe cristiana. Sus predicaciones lo llevaron a Chipre, Panfilia, Pisidia y Licaonia. La tradición indica que San Pablo murió decapitado aproximadamente en el año 67, en Roma. Las reliquias del Santo mártir de Cristo se veneran hoy en la cripta de la Basílica a él dedicada. 

 

Las puertas 

En la liturgia de la Iglesia, la puerta no tiene solamente un valor funcional, sino también simbólico. En el Evangelio, el mismo Cristo se define como la "puerta", a través de la cual se pueden encontrar "fértiles prados", en una clara referencia a la vida que continúa después de la muerte: "Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo, entrará y saldrá y encontrará pasto" (Jn. 10,9). Por esta razón las puertas de las iglesias eran y son frecuentemente embellecidas con bajorrelieves, algunas obras de grandes artistas, hermosos desde un punto de vista estético, pero también funcionales para la comprensión del significado de la puerta, en la simbología cristiana. De las tres puertas de la Basílica que dan al vestíbulo, la más antigua y la más importante es la de la derecha, mirando la fachada. Se denomina sencillamente "Puerta Bizantina" por el indiscutible estilo con que está realizada. Originalmente era la puerta central de la Basílica; con la restauración realizada después del incendio del siglo XIX, fue puesta en el año 1967 en la posición actual, a la derecha, para cerrar la Puerta Santa. En los paneles realizados en bronce, se narra comenzando desde arriba la vida de Cristo, desde la Navidad hasta Pentecostés, seguida de las imágenes de los profetas y de los apóstoles. El autor de esta puerta, que se considera una de las más bellas en su género, fue un cierto Teodoro de Constantinopla, que vivió en el siglo XI. 

 

El interior de la Basílica altar mayor

La sensación de espacios inmensos y grandiosidad del interior de una de las más grandes basílicas existentes en el mundo, proviene de la disposición simétrica de las 80 columnas de mármol blanco y del reflejo del suelo. La iglesia actual, como la antigua, tiene cinco naves y un suelo que, respecto al primitivo, fue realzado cerca de 90 centímetros. El pavimento se colocó primero en el crucero, utilizando también los hermosos mármoles de lápidas de la antigua Basílica, y después en las naves, alternando baldosas de mármol verde y granito rojo. Esto da a la iglesia una sensación de gran luminosidad. La parte más antigua de la Basílica, si bien retocada y restaurada, es la del ábside y el arco triunfal. A los pies de éste, sobre basamentos de mármol, han sido colocadas las estatuas de San Pedro y San Pablo. En la parte central del rico techo se pueden ver los escudos de los Papas. Debajo, entre las ventanas, flanqueados por falsas columnas con capiteles corintios, se alternan 36 frescos que representan diversos episodios de la vida de San Pablo, encargados por Pío IX en el año 1857. 

 

Los retratos de los Papas 

Bajo las ventanas de la nave central y en las naves laterales, realizados en mosaico, están los retratos de los Papas desde San Pedro hasta nuestros días. Es tradición que cuando muere el Papa, se actualicen agregando la imagen del nuevo elegido. La serie de retratos fue iniciada por el papa León Magno (440-461). De aquellas antiguas pinturas al fresco se salvaron sólo 41, que en la actualidad se conservan en el museo de la Basílica. Pío IX en 1847 comenzó la restauración de la serie, esta vez en mosaico en vez de frescos. Para hacer los retratos en mosaico fue necesario hacer modelos al óleo. Los trabajos fueron dirigidos por Felipe Agrícola, director del Estudio Vaticano del Mosaico. Además de un indudable valor de investigación iconográfica, los retratos de los Papas de la Basílica de San Pablo responden a importantes exigencias históricas y teológicas. Sobre todo, por las fechas de los diversos pontificados y la necesidad de hacer evidente la sucesión apostólica desde Pedro hasta el último Papa viviente. 

 

El Mosaico del Arco Triunfal

El mosaico original de la Basílica fue realizado en el siglo XIII por expertos venecianos llamados a Roma por el papa Honorio III. El mosaico actual es una copia fiel de la antigua imagen con algunos fragmentos salvados del incendio del año 1836. En el centro del ábside está Cristo sentado en un trono que se yergue en un prado lleno de flores y animales, entre los Santos Pedro y su hermano Andrés a la izquierda, mientras a la derecha se encuentran Pablo y su antiguo biógrafo, el evangelista Lucas, autor de los "Hechos de los apóstoles". Postrado cerca del pie derecho de Cristo, se reconoce la pequeña figura del papa Honorio III, que lleva una casulla blanca en actitud de adoración. Fue él quien encargó construir el antiguo mosaico. En la parte inferior se aprecia la imagen de la "Hetimasia", es decir, el trono vacío con los instrumentos de la Pasión: la cruz, la corona y los clavos. Más abajo se ven cinco Santos Inocentes y arrodillados, dos personajes históricos del tiempo de Honorio III: el sacristán Adinolfo y el abad Juan Caetani. El mosaico reafirma la importancia central de Jesucristo en el plan de salvación y destaca el testimonio de vida de los apóstoles y de los santos que por Él sacrificaron su propia vida. Puede sorprender la posición de Pedro, el primero de los apóstoles que se encuentra a la izquierda de Cristo, mientras Pablo se encuentra a la derecha, por lo tanto en una posición privilegiada respecto a Pedro. Aparte de que el hecho no es inusual, ya que puede ser documentado con otras representaciones en esculturas de sarcófagos, en este caso la explicación es simple y aceptable, puesto que la Basílica está dedicada al apóstol Pablo. También en la parte inferior del mosaico del arco triunfal, Pedro y Pablo están representados en la misma posición. 

 

El Baldaquino y la Confesión

No obstante las restauraciones y la sustitución de cuatro columnas con las actuales, el Baldaquino es el original de Arnolfo di Cambio. La obra realizada en el año 1285, por encargo del abad Bartolomé, es el testimonio eficaz de un nuevo lenguaje escultórico. Los bajorrelieves representan a Adán y Eva, la ofrenda de Caín y Abel, y al abad Bartolomé que ofrece el tabernáculo a San Pablo: en los nichos laterales se distinguen las figuras de Pedro y Pablo, de Timoteo, discípulo de Pablo y San Benito, el fundador de la orden que lleva su nombre. Los monjes benedictinos, hoy como antiguamente, presiden las celebraciones de la Basílica y habitan en el monasterio que está junto a la misma. Debajo del altar se encuentra la Confesión, el lugar más sagrado de toda la Basílica, el sepulcro del apóstol Pablo. Se puede descender a este lugar mediante una doble escalera. Este sepulcro, como el de San Pedro fue y es la meta de muchos peregrinos, que en la veneración de las reliquias de los apóstoles encuentran motivos para imitar su fe y la valentía de profesarla. Cerca del sepulcro de Pablo se conservan también los restos mortales de Timoteo, que junto a Tito fueron los discípulos predilectos del apóstol. A ellos, Pablo escribió tres cartas en las que les manifiesta un gran afecto, los anima a ser coherentes con el mensaje recibido, los exhorta con consejos que después de dos mil años de historia de la Iglesia, iluminan a todo cristiano. 

 

 

BASILICA DE SAN JUAN DE LETRAN

 

La primera Basílica que hubo en la religión Católica fue la de Letrán, cuya consagración celebramos en este día. Era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán. El emperador Constantino, que fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, le regaló al Sumo Pontífice el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa San Silvestro convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324. 

 

Esta basílica es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica. En su frontis tiene esta leyenda: "Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo". 

 

Se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre. 

 

Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan. 

 

Durante mil años, desde el año 324 hasta el 1400 (época en que los Papas se fueron a vivir a Avignon, en Francia), la casa contigua a la Basílica y que se llamó "Palacio de Letrán", fue la residencia de los Pontífices, y allí se celebraron cinco Concilios (o reuniones de los obispos de todo el mundo). En este palacio se celebró en 1929 el tratado de paz entre el Vaticano y el gobierno de Italia (Tratado de Letrán). Cuando los Papas volvieron de Avignon, se trasladaron a vivir al Vaticano. Ahora en el Palacio de Letrán vive el Vicario de Roma, o sea el Cardenal al cual el Sumo Pontífice encarga de gobernar la Iglesia de esa ciudad. 

 

La Basílica de Letrán ha sido sumamente venerada durante muchos siglos. Y aunque ha sido destruida por varios incendios, ha sido reconstruida de nuevo, y la construcción actual es muy hermosa. 

 

BASILICA SANTA MARIA LA MAYOR

 

Historia de la Basílica

 

Después del Concilio de Éfeso (431), en el que la madre de Jesús fue proclamada Madre de Dios, el papa Sixto III (432-440) erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios, basílica que fue llamada más tarde «Santa María la Mayor». Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María.

 

La basílica actual sigue siendo la más grande dedicada a la Madre de Dios en Roma y la más esplendorosa en Italia después de Loreto. Debido a su enorme tamaño y esplendor pero sobre todo por ser la más antigua dedicada a la Virgen, recibió el título de Basílica de Santa María la Mayor. (Hay cuatro basílicas mayores, las otras tres siendo: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros).   

 

En esta basílica el Papa proclamó a la Virgen como Reina de cielos y tierra. Se alberga aquí a la Virgen María, salvadora del pueblo romano «salus populi romani». En varias situaciones de gran necesidad se le ha sacado en procesión. En una ocasión acabó con la plaga en Roma.

 

Desde el comienzo de su pontificado el Santo Padre Juan Pablo II quiso que una lámpara estuviera encendida de día y de noche bajo el icono de María, salus, como testimonio de su gran devoción. El mismo Papa, el 8 de diciembre del 2001, inauguró otra perla preciosa de la basílica: el Museo, cuya estructura moderna y la antigüedad de sus obras maestras ofrecen al visitador un "panorama" único.

 

Se le llama también Iglesia de Santa María de las Nieves. Un mosaico sobre la entrada recuerda el milagro de la nieve.

 

Aspectos de la Basílica

A través de los siglos, los Papas han considerado un honor y un privilegio el embellecer y adornar la basílica de Nuestra Madre Santísima. El carácter original de la capilla ha sido preservado, a pesar de la cantidad de decoraciones y mejoras que le han añadido. Los mosaicos de la parte cerca del altar y de las paredes de la nave, son de los más finos de Roma. Representan escenas de la vida de la Virgen María. El hermoso techo está decorado con el primer oro que trajo Colón de América.

 

La capilla del Santísimo Sacramento, construida por el Papa Sixto V, es una de las más espléndidas de Roma.

 

La Capilla Paulina fue construida por Pablo V para entronizar a la imagen de Nuestra Señora. Su riqueza de mármol, piedras preciosas y la iluminación hacen de ella la más rica de toda la ciudad y uno de los mejores monumentos del siglo XVI. En las Misas Solemnes hacen que caigan del techo pétalos de rosa blancos para simbolizar la caída milagrosa de nieve que indicó el sitio y el tamaño de la basílica. También representa las gracias que la Virgen sigue derramando sobre sus hijos. Es una costumbre conmovedora.

La Basílica es también conocida por otros nombres:

Iglesia de Santa María de las Nieves (por el milagro).

Basílica Liberiana, en memoria del Papa Liberio, que la consagró.

Iglesia de Santa María de la Cuna porque la basílica conserva lo que, según una tradición es un fragmento de la cuna del Niño Jesús, traída de Roma por Sta. Helena.

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